Hoy quisiera dedicar estas palabras a uno de esos “mejores amigos” que tuvo la gran suerte de tener una familia INSUPERABLE, capaz de ofrecerle lo mejor en este efímero pero intenso caminar al que llamamos vida… Y quisiera empezar haciendo gala a su nombre: “Sultán mopi”, aunque cariñosamente te recordaremos como nuestro “Mopi”, porque así eras tú, de extremada grandeza pero cargado de sencillez, de tamaño pequeño pero de  insuperable nobleza y una eterna bondad.

Hoy “estamos” aquí para darte las Gracias por habernos llenado de plenitud durante más de una década y recordando con más ahínco si cabe lo que le escribía hace unos días a tu primito Morgan y que hoy quisiera dedicarte a ti y en honor a tu GRAN FAMILIA:  “Nos has otorgado muchos valores y nos has dado muchas lecciones de vida, pero sobre todo nos has hecho entender que lo que apremia en la vida no son los momentos, sino con quiénes los compartimos. Esa es tu grandeza, que no importa dónde, cuándo ni cómo si es junto a nosotros”.

Me invade la rabia al saber que hoy me tocó recordarte en vez de pensarte pero no quisiera dejar pasar ni un momento más para volver a repetirte: Gracias. Gracias por haber llenado nuestras vidas, por habernos hecho reír con esos “pucheros robados” mientras Marina vuelve del colegio, por haber sido un excelente compañero de perros, patos, ratas, pájaros … Gracias por tu bondad y por haber sabido compartir tu pequeño espacio. En definitiva… Gracias por cedernos tu tiempo a cambio de tan poco, gracias por haber sido un miembro más de esta familia que nos tocó elegir y gracias por haber estado ahí, ahora y siempre…

Buen viaje, amigo!