
Me encuentro aquí en esta playa, a un paso del cielo, casi tan cerca que tuviera la impresión de que si alargo mis manos podría alcanzar una de esas nubes y moldearla con mis dedos… Observo cuán rápido se mueven. Algunas se esfuman y acaban por extinguirse, otras van adquiriendo nuevas y sugerentes formas que dan vida a mi imaginación.
Mientras tanto sobrevuelas mi mente y otra vez estás ahí, entre nube y nube. Tienes esa extraña virtud, la de aparecer y desaparecer cuando te apetezca. O quizás no, tal vez hayas decidido quedarte vagando por mi mente para siempre, pero midiendo la intensidad según el momento y la circunstancia.
Vuelvo a contemplar ese cielo gris y extiendo mis brazos para acercarme o quizás para atraerte, no lo sé, hasta que acabo por darme cuenta que sólo es otro maldito sueño, que aunque continúe sentada en esta playa el cielo se ha vuelto infinito, intangible, tal vez como la distancia que existe entre tú y yo. Me detengo en este pensamiento y se enmudece mi alma al pensar que, no mucho tiempo atrás, contemplábamos el cielo desde el mismo lado, desde aquí abajo, junto a mí, desde donde podíamos escuchar el sonido de las olas en la orilla bajo este mismo cielo infinito e intangible.
¿Dónde estás? Se pregunta mi conciencia… con la absurda intención de conocer el punto exacto donde acortar nuestras distancias y ante mí se abre un mar inmenso de silencios, tan sólo roto por el discurrir del viento o el sonido del agua que golpea la roca.
No estoy sola, pero he adquirido cierta ligereza al pensarte, aunque haya decidido no hacer a nadie cómplice de mi pesar. He aprendido a llevarlo en silencio, a pensar en voz baja, a parecer integrada en la normalidad, aunque también quisiera aprender a dejar de preguntarme por cosas que ya no podré remediar y para las que nunca encontraré una respuesta. La vida y el tiempo me han enseñado a secarme las lágrimas o dejar que lo haga el viento en mi lugar cada vez que volvemos a encontrarnos, en esta playa, en cualquier sutil gesto o en ese largo camino que aún me queda por transitar…
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