Aún hay veces…

Deja un comentario

Aún hay veces

El transcurrir de los días exige normalidad, esa normalidad que se percibe en el ambiente, en las calles, en las personas que caminan a tu lado o te rozan sin querer, esa normalidad que sólo alcanza tu vista, pero que no va más allá. Es esa normalidad que sólo ve, pero que no se adentra en las almas. Y dentro de esa normalidad me encuentro, esa que la vida te obliga a llevar a pesar de todo. Trabajas, sonríes, escuchas, almuerzas, sales a tomar algo, haces una llamada… lo que hace cualquiera de esas personas con las que te cruzaste esa mañana.

Pero algunos desconocen que hay veces en las que el corazón golpea rápido, en las que te pasas más tiempo del debido moviendo la espuma del café, en las que escuchas una canción que duele y aún así no pulsas el stop o el botón de “siguiente”. Porque la vida te empuja inevitablemente a esa normalidad y el tiempo dicen que debe cicatrizar las heridas. Pero aún, aún hay veces en que susurro a solas, como si pudieras escucharme, aún hay veces en las que enciendo una vela para sentirte aquí, conmigo, o veces en las que me doy una segunda ducha con la absurda sensación de que el agua arrastrará la tristeza de mi alma.

Y los días siguen y la vida pasa y un día te das cuenta de que llevas caminando con el perro más tiempo que el de costumbre, o que te perdiste en algún momento de alguna conversación improvisada, o veces en las que tu ceño se frunce sin querer porque algo te agarra la garganta y te toca respirar profundo.

El reloj no se detiene y de alguna forma inconsciente lo acompañas, te acostumbras a su ritmo y cuando crees haberte asentado en esa normalidad te sobreviene un recuerdo al abrir un cajón, o te afanas por contemplar el cielo, ese cielo que siempre ha estado ahí, pero que ahora se ha convertido en parte de tu mundo.

 Vistes tu mejor sonrisa para mostrar que estás bien, pero sabes que anoche los 120 minutos de tu televisor acabaron y que tú aún estabas despierta. Tratas de seguir el camino de lo correcto, pero  sabes que casi se te hizo tarde por la mañana, porque tuviste que esperar un rato » hasta que se te pase» para maquillarte, para volver a intentarlo, pero esta vez con más fuerza.

Los días suman y todo  parece tan normal como antes y te encuentras esforzándote por establecerte en esa rutina de lo cotidiano, pero aún hay veces en las que te empeñas en buscarte varias tareas a la vez, de esas  que empujan a tu cuerpo y que tus manos acompañan,  pero sabes que la mente es caprichosa y  permanece anclada en los recuerdos… y aceleras el ritmo , pensando que ese ritmo distraerá también a tu mente de esos recuerdos.

Y todo avanza en esa línea sinuosa de ese camino llamado normalidad,  pero  aún hay veces que necesitas tu pequeño espacio, tus momentos a solas, tus recuerdos, tus preguntas, tus respuestas, tus medias sonrisas, tus anhelos…Y quisieras gritarle al mundo que NO, que no me apetece pararme a medir el tiempo para cuestionarme  si estoy dentro de esa normalidad, porque mi dolor no tiene fecha de caducidad, porque aún mi alma te añora y porque aún hay veces en las que me apetece llorar en silencio…

Avatar de Desconocido

Autor: historiaspendientes

"No hagas de tu vida un borrador, quizás no tengas tiempo para pasarlo a limpio"

Deja un comentario