
Insiste, persiste, NO RENUNCIES…
Aunque tu alma tenga prisa, aunque el corazón duela … cierra los ojos y ¡Respira!
Aunque la ansiedad te envuelva y se apodere de tu garganta, ¡Respira!, porque aún dispones de tiempo, aún dispones de VIDA!
Es lógico que te haga daño, porque cuando te das cuenta de que creías tener todas las respuestas, te percatas de que obviaste muchas de las preguntas.
Es lícito sentirse triste, porque la nostalgia no tiene medida ni entiende de límites, porque cada uno la lleva en su pequeño universo, a su manera, aunque tengas el alma expectante y aunque hasta sonreír duela..
Pero no caigas, no cedas, porque aún tienes el arma más valiosa que nos otorgó la existencia, «el tiempo», que no es otra cosa que la VIDA, el tiempo necesario para preguntarte, para pensarte, para soñar, para añorarte, aunque no exista tiempo en el mundo para lograr olvidarte…
Es hora de invertir el tiempo en su doble significado, en el sentido de emplear y en el sentido, sobre todo, de darle la vuelta… Porque dicen que cada amanecer supone un comienzo nuevo, porque tu vida es sólo tuya y porque este es el momento…
Así , en vez de añorar lo que he perdido, recordaré cada uno de los momentos vividos…
Cuando sienta frio y me invada tu ausencia , me abrigaré con tu esencia…
En vez de pensar en los abrazos y besos perdidos, te enviaré uno cada noche y comenzaré a valorar aquellos que aún si puedo dar físicamente a los de aquí abajo, a los míos, en definitiva, a los tuyos…
Cuando me pregunte dónde estás, te imaginaré jugando con las estrellas, recitando un poema de Lorca o trazando letras en el cielo con la tinta de tu pluma, sustituyendo el “Puedo escribir los versos más triste esta noche…” por el “Queda prohibido no sonreir” de Neruda.
En vez de llorarte, te contaré que tal están yendo mis días, como cuando lo hacía junto al sofá, pero de una forma distinta, aunque no menos valiosa.
Cuando sienta soledad, me sentaré junto a la ventana y leeremos un libro, o te dedicaré unas letras, regalándote mis largas tardes de invierno.
Cuando tenga un problema, te pediré consejo y en vez de buscar tus miradas buscaré los rayos de sol y cuando éste se oculte, buscaré tu guiño en las estrellas.
Cuando me sienta triste, buscaré tu aroma en la primavera y llenaré mi jardín de almendros, como los que había en el palacio de Medina Azahara y sonreiré, sonreiré cada vez que escuche esta historia que tú me enseñaste.
Mudaré mi piel en los días tristes y acabaré con mis días grises, porque aún tengo la fuerza que me otorga el tiempo y el tiempo necesario para no darme por vencida, para respirar…
«RESPIRAR PARA SENTIR QUE ESTOY VIVA…»
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