» Te marchas y siento estremecer mi alma mientras suspiras tu último aliento, intentando negociar una tregua con el tiempo para poder decirte una vez más «Papá, no tengas miedo». Cierro los ojos y al tragar saliva presiento que te vas, tú, mi confidente, mi héroe, mi ejemplo, mi fiel amigo… mientras el dolor se apodera de mi garganta para esbozar un leve… «Estoy aquí… contigo».
Te marchas y un trozo de mi camina a tu lado para regresar descalza, vacía y cargada de anhelos, queriendo volver atrás para decirte cuánto te quiero, intentando reparar unas alas rotas que tratan de remontar el vuelo…
Te marchas y no logro acostumbrarme a la idea de no verte más, añorando la fuerza del que nace valiente y es capaz de asumir el desafío del destino sin dar un solo paso atrás…
Te marchas y todo sigue, la vida pasa y los recuerdos quedan en la memoria y en las paredes de la que fue tu casa, aquella que fue testigo de tus historias, de tu humildad, de tus enseñanzas…
Te marchas y ansío revivir cada uno de estos momentos, con la agonía de no querer entender que, desde ese maldito día, se han convertido en recuerdos…»
Tq
Debe estar conectado para enviar un comentario.