Hoy se apagó una luz en mi alma pero el cielo suma una estrella, la más brillante y radiante de todas, que lleva por nombre tu nombre, el de mi héroe, aquel que fue mi maestro de escuela y sobre todo de vida, aquel que me enseñó todo lo que se y al que le debo en todo lo que me he convertido, aquel que me enseñó a pisar fuerte pero que hoy me deja descalza en este duro viaje de la vida…
Te extraño y el único consuelo que me queda es el de una dedicatoria que me ofreciste allá por el año 98 en uno de los mil y un libros que me regalaste y que decía… «Para mi hija Carmen, piensa que todo está bien y que la vida es buena… Con cariño de tu padre»
Con eso me quedo Papá, con eso me quedo MI HÉROE…
Te quiero…
